sábado, 13 de octubre de 2018

Historia del Corsé

Historia del Corsé

La palabra corsé proviene del antiguo francés “cors” que era un diminutivo de “cuerpo”. Los orígenes del corsé se pierden en la antigüedad.

Hacia la Edad Media, se comenzaron a usar prendas más pegadas al cuerpo haciendo uso del encordado para dar forma a los atuendos. Para entonces el corsé comenzó también a ser incorporado a otras prendas a fin de constituir un mismo atuendo como el “kirtle” entre otros. 

Kirtle 

Las mujeres de civilizaciones antiguas tales como Creta, Grecia, Roma, Egipto, Siria, usaban una especie de corsé para levantar el busto, afinar la cintura o en ocasiones también para practicar ciertos deportes que requerían trajes de soporte o constrictores.

Pero no fue sino hacia los siglos XVI y XVII que el uso del corsé se difundió como una prenda usada por todas las mujeres, independientemente de su posición social.

Como muestran los cuadros del Renacimiento, aquellos primeros corsés eran particularmente rígidos e incómodos, aunque su fin siempre fue el mismo, mantener una postura erguida, levantando o aplanando el busto, afinando la cintura.


El esqueleto de la prenda se armaba con varillas de hierro o madera, también de hueso de ballena. 

Para entonces las mujeres ya hacían uso y “abuso” del corsé: afinando sus cinturas a medidas extremas.

La moda comenzó en España y Francia más a finales del Siglo XVII, aquí los corsés se volvieron más elaborados y fueron una parte esencial de la imagen con faldas voluminosas, pequeños abrigos y el aro entrelazado en el corsé que empujaba el pecho hacia arriba, la imagen ideal y voluptuosa de una mujer en un evento social.


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Hacia finales de este siglo y principios del Siglo XVIII los corsés eran un poco más cortos y tenían una forma cónica invertida, levantaba el busto y mantenía una excelente postura creando un torso con forma de “V".


En el siglo XVII la prenda ya era usada también por los hombres, los niños y niñas a partir de los 7 u 8 años, principalmente en las clases sociales más altas.


Hacia el 1860 el corsé se acorta: sube de la parte de abajo y baja de la parte de arriba: cubre a penas los pezones. Se pone de moda llevar el pecho bajo. El corsé describe una forma muy parecida a la de una bañera, es por eso que se llaman corsés bañera.

 

Hacia el año 1870, el corsé se alarga, encontramos piezas de materiales elásticos, materiales nuevos en aquel entonces, que se utilizan generalmente en las piezas triangulares de las caderas.


El Corsé Sablier que entallaba mucho a nivel de cintura, dejaba mucho espacio entre la cintura y el vientre y por consecuencia los órganos internos y la piel tenía tendencia a desplazarse hacia abajo, lo que podía provocar a largo tiempo la ptosis y protuberancias en el bajo vientre.

 Las pinturas de la época dan cuenta gráficamente de las cinturas que aquellas damas esculpían tirando fuertemente de los cordones de sus corsés.


A mediados del Siglo XVIII los corsés volvieron a ser el centro de la moda en tanto se hacía la transición hacia los famosos corsés victorianos. 


Contrario a las comunes concepciones acerca de los corsés victorianos, no todas las mujeres apretaban sus corsés al extremo y mucho menos a diario. Tampoco removían sus costillas quirúrgicamente, ni les provocaba tuberculosis, ni les dañaba la columna.

Sin embargo, el continuo uso del corsé extremadamente ajustado, les podía llegar a deformar la cavidad pulmonar, y provocar el desplazamiento de órganos.

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Las damas de la alta sociedad se reservaban el “tight lacing” para eventos formales tales como bailes o reuniones sociales. Y en estos momentos era cuando, si se excedían, les podría ocasionar desmayos, por la reducción de la caja torácica que privaba a los pulmones de recibir el aire necesario.

Aunque Napoleón odiaba el corsé, al que llamaba “El asesino de la raza humana”, sus dos esposas usaban la prenda.

El motivo de los odios de Napoleón hacia el corsé era político-militar pues él consideraba que la prenda tenía efectos negativos sobre la natalidad y sus intenciones militares necesitaban de nacimientos masivos para los futuros soldados de la patria.

Después de la segunda guerra mundial, las mujeres reaccionaron unidas contra la exigencia de resaltar el busto y las caderas, la igualdad entre los sexos se convirtió en una demanda femenina pero el resultado fue que las damas se masculinizaron y hacían esfuerzos por parecerse más y más al hombre.

El pelo se acortó, las formas se alisaron, las caderas se disimularon y toda protuberancia inquietante que pudiera interferir en la diferenciación se ocultaba.


En los años 30 el corsé propiamente dicho deja de existir, aparecen las fajas elásticas en colores  beige y rosas y continuarán hasta los años 70.



Sobre todo entre los años 50 y 60 gracias a Christian Dior y las pin-up americanas, las mujeres vuelven a reencontrarse con su cintura.

PIN-UP

Algunos corsés stricto sensu se siguen fabricando, pero sobre todo para cine y teatro.Ha dejado su huella en la lencería femenina, pero ya no reduce la cintura, no estáenvarillada aunque sigue siendo estética.

A finales del siglo pasado, el corsé reapareció, al principio de forma tímida y esporádica en la década de los 80’ y de forma mucho más decidida a finales de los 90’.
Actualmente podemos encontrar corsés realizados en marcas de prêt à porter así como realizados por verdaderos corseteros.

Sobre todo son llevados en los vestidos de novia y también por las góticas.


Corsés Góticos 
 


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