Revolución Industrial
Nace en Gran
Bretaña a mediados del siglo XVIII. Fue posible por la existencia de una
monarquía liberal y no absolutista, que consiguió evitar el panorama de
revoluciones que se estaban extendiendo en otros países. Gran Bretaña quedó libre
de guerras, ya que aunque estuvo involucrada en algunas, no se desarrollaron en
su territorio. A esto se unió una moneda estable y un sistema bancario bien
organizado. El Banco de Inglaterra se fundó en 1694.
Se produce un cambio rápido y en profundidad que
afecta a todas las estructuras de la sociedad. Los cambios serán tecnológicos, socio-económicos y culturales. Los tecnológicos irán desde el uso de nuevos
materiales como el acero a fuentes energéticas como el carbón y máquinas
motrices como la máquina de vapor, considerada como el motor inicial de la
Revolución Industrial.
Aparecen las máquinas de hilar y tejer, que
consiguen aumentar rápidamente la producción con poco personal.
Los cambios culturales se plasmarán en un
impresionante aumento de los conocimientos en todas las ramas, tanto
científicas como técnicas y sanitarias. Los cambios sociales más notables
derivan del crecimiento de las ciudades y el consiguiente éxodo en zonas
rurales.
A partir de 1800 la riqueza y la renta per cápita
se multiplicó como no lo había hecho nunca en la historia, pues hasta entonces el
PIB per cápita se había
mantenido prácticamente estancado durante siglos. En
palabras del premio Nobel Robert Lucas:
Traducción de la cita: Por primera vez en la
historia, el nivel de vida de las masas y la gente común experimentó un
crecimiento sostenido. Nada remotamente parecido a este comportamiento
económico es señalado por los economistas clásicos, ni siquiera como una
posibilidad teórica.
A partir de este momento se inició una transición
que acabaría con siglos de una mano de obra basada en el trabajo manual y el
uso de la tracción animal, siendo estos sustituidos por maquinaria para la
fabricación industrial y para el transporte de mercancías y pasajeros. Esta
transición se inició hacia finales del siglo XVIII en la industria textil.
La introducción de la máquina de vapor de
James Watt (patentada en 1769) en las distintas industrias, fue el paso
definitivo en el éxito de esta revolución, pues su uso significó un aumento
espectacular de la capacidad de producción.
Más tarde, el desarrollo de los barcos y de los
ferrocarriles a vapor, así como el desarrollo en la segunda mitad del XIX del
motor de combustión interna y la energía eléctrica, supusieron un progreso
tecnológico sin precedentes.
Como consecuencia del desarrollo industrial nacieron nuevos
grupos o clases sociales encabezadas por el proletariado, los trabajadores
industriales y campesinos pobres y la burguesía, dueña de los medios de
producción y poseedora de la mayor parte de la renta y el capital. Esta nueva
división social dio pie al desarrollo de problemas sociales y laborales,
protestas populares y nuevas ideologías que propugnaban y demandaban una mejora
de las condiciones de vida de las clases más desfavorecidas, por la vía del
sindicalismo, el socialismo, el anarquismo, o el comunismo.
El comienzo más aceptado de lo que podríamos
llamar Primera Revolución Industrial, se podría situar a finales del siglo
XVIII, mientras su conclusión se podría situar a mediados del siglo XIX, con un
período de transición ubicado entre 1840 y 1870. Por su parte, lo que podríamos
llamar Segunda Revolución Industrial, partiría desde mediados del siglo XIX a
principios del siglo XX, destacando como fecha más aceptada de fiscalización a
1914, año del comienzo de la Primera Guerra Mundial.
Consecuencias
La revolución agrícola británica hizo además más
eficiente la producción de alimentos con una menor aportación del factor
trabajo, alentando a la población que no podía encontrar trabajos agrícolas a
buscar empleos relacionados con la industria y, por ende, originando un movimiento
migratorio desde el campo a las ciudades así como un nuevo desarrollo en las
fábricas.
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